Pablo Cabado – Desierto
Noviembre 2018
Noviembre 2018
Corre el año 2008. Un peón de campo, Aurelio Hernández, surca el océano terroso de la meseta patagónica en busca de una oveja perdida. Se extiende por todas partes un desierto inmenso que ondula siguiendo el contorno de los cerros. Hernández conoce el terreno y se sumerge aún más profundamente en sus soledades. Tropieza, de repente, con un objeto gigante que asoma entre la tierra desnuda. Un hueso de dimensiones tan desaforadas que parece eludir al mundo de los hombres, con sus ovejas, estancias y caminos de tierra. Al galope escapa para relatar el hallazgo a sus patrones, Alba y Oscar Mayo. Cuando éstos contactan al equipo de paleontólogos de la provincia de Chubut, quizá todavía no lo sospechen del todo, acaban de abrir una puerta que conduce millones y millones de años hacia el pasado, hacia una Tierra que ya no es. Los hermanos Alba no solo tienen rebaños en su estancia patagónica de 12.800 hectáreas. Enterrados ahí debajo, antiquísimos, yacen los restos de los dinosaurios más enormes que alguna vez hayan caminado sobre la corteza terrestre.
… Si ahora los hombres reinan la Tierra, aunque bien pueda cuestionárselo, lo que resulta seguro es la extraordinaria brevedad de ese reinado. Algunos autores grafican la historia del universo, inaprehensible, traduciéndola al equivalente de un año solar. En este calendario cósmico, que se inició con el Big Bang hace unos 13.978 millones de años, toda la historia de los humanos modernos se concentra apenas en los últimos ocho minutos del último día. La historia escrita de la humanidad ocupa un espacio aún muchísimo más pequeño: los quince segundos finales del 31 de diciembre. Quizá hayamos alcanzado niveles de desarrollo que alguna vez hubieran parecido inimaginables, pero nuestro tiempo de vida, ante la longevidad pasmosa del cosmos, no representa más que unos pocos parpadeos.
Por Diego Castelfranco. Extracto del texto introductorio del libro Desierto, Fin y Principio.
Con La Luz de América Latina