Miguel Calderón, Alejandro Cartagena y Pablo López Luz – México Contemporáneo.
Junio 2017
Junio 2017
En el contexto de la fotografía Latinoamericana, México ha tenido un papel sobresaliente desde la invención misma de la fotografía en adelante. Pero quizás el momento cumbre se defina por el reconocimiento internacional obtenido a partir de la inclusión de tres de sus autores en la exposición “The Family of Man” en el Museo de Arte Moderno de Nueva York en el año 1955. Esta exposición, concebida por el fotógrafo Edward Steichen, director del departamento de fotografía del Moma en ese momento, marca un capítulo central en la historia de la fotografía del siglo XX y de algún modo, el reconocimiento de la fotografía como arte. Manuel Álvarez Bravo, Lola Álvarez Bravo y Riva Brooks fueron los autores invitados para la ocasión.
Manuel Álvarez Bravo ha sido además una figura importantísima de la fotografía latinoamericana, protagonista del movimiento surrealista y maestro indiscutible de una brillante generación de fotógrafos mexicanos que incluye a Graciela Iturbide, Pedro Meyer, Mariana Yampolsky, Pablo Ortíz Monasterio, Flor Garduño, entre muchos otros.
Pero México además se ha nutrido de las visitas constantes de muchos de los más célebres fotógrafos del siglo XX, quienes han producido en ese país, fascinados por la riqueza natural y cultural y por las complejidades sociales que lo han atravesado: Edward Weston, Tina Modotti, Henri Cartier Bresson, Joseph Koudelka, Sebastião Salgado.
Dentro de ese panorama y de la grandísima riqueza de autores, curar una exposición de fotografía contemporánea mexicana conlleva la compleja y a su vez inmensa posibilidad de poder elegir entre muchos fotógrafos, todos de grandísima calidad.
Mi selección se basa en mi gusto personal, tres autores nacidos en la década del ’70 cuyos trabajos transitan entre la mirada personal y documental, un punto donde también me siento representado.
Miguel Calderón
Independientemente de con quien duerma
Para Miguel Calderón (México, 1971), hacer arte es realizar un estudio de la naturaleza humana, de su interacción con el mundo. Su obra abarca la fotografía, la escultura, el video y la música, al mismo tiempo que incorpora aspectos performativos dentro de estas formas. También se caracteriza por una dosis de humor negro que utiliza para cuestionar las perversiones de los sistemas de poder a los que estamos atados y reflexionar acerca de la sociedad, la política y la identidad de los individuos. A pesar de proyectar una apariencia cruda o desinteresada, sus piezas exploran temas de profunda relevancia social y personal, algunas de las cuales ha realizado en colaboración con miembros de su familia, amigos y gente desconocida.
Independientemente de con quien duerma es el slogan de una precaria tienda de colchones fotografiada por el autor y título de la exposición que recopila imágenes de distintas etapas en la producción del artista. Con estas fotografías Calderón continúa una serie de historias personales elaboradas frecuentemente desde la perspectiva de un forastero resaltando la macabra complejidad de la posición del hombre en el universo.
“De estas fotos no podía brotar al mundo algo digno de conservarse: ¿Es esto lo que aprecié y conservé entonces con devoción y que incluso he conservado dentro de una caja? He aquí la incómoda injusticia a la que algunos fotógrafos se hallan condenados: ser otro a la hora más inapropiada meter la mano dentro del pasado en espera de encontrar una biografía y obtener retazos de memoria» tal como apunta el escritor mexicano Guillermo Fadanelli.
Caída Libre – Video
El video proyectado en Caída libre explora el vínculo entre el ave y el hombre, a través de un cetrero conocido como Camaleón. La cámara sigue sus pasos durante veinticuatro horas, desde su turno como cadenero en un antro de la ciudad, hasta que emerge en la madrugada para llevar a su halcón de cacería. El protagonista confiesa su cercanía con el ave, de la cual depende como ansiolítico para afrontar la realidad. A la vez, el filme ahonda sutilmente en el paralelismo entre cazar por instinto animal y las implicaciones que tiene matar a un individuo.
El interés de Calderón reside no sólo en las aves de rapiña sino en los objetos utilizados por los cetreros: artefactos personalizados que reflejan a su autor, así como la historia de cada halcón. A pesar de su uso diario, a estas perchas las rodea un halo ritual; el artista encuentra en ellas una afinidad con las esculturas contemporáneas, las recolecta y reconstruye para exhibirlas en un contexto ajeno a su concepción original.
Alejandro Cartagena
Car Show
por Ximena Peredo
La modernidad nunca ha sido definida mejor que por sus propios objetos. Así, el auto fue el medio para accedernos a ella. Comprarlo y conducirlo fueron actos modernos, como moderno fue también su propietario. Las fotografías de las familias posando junto a imponentes carrocerías dejaron constancia de la narrativa de este ascenso. Rotos los límites de la velocidad pensable, las personas viajaron solas, a donde quisieron.
Su propuesta fue tan deslumbrante que consiguió transformar la idea de planeación de la ciudad, y por lo tanto del modo de vivir. Aconteció entonces una invasión motorizada que no dejó lugar a dudas. Había que probar la potencia de esas máquinas en las nacientes ciudades. Abrirle caminos, quitarle obstáculos fue el nuevo negocio sin límites. Pero fue esta supremacía, paradójicamente, la que terminó por contradecir sus promesas.
En futurama el auto se volvió trágicamente necesario. Caminar fue un acto de imprudencia. La sobrepoblación de autos colapsó a las avenidas y súper puentes convertidos en masivos estacionamientos. No hubo entonces quien detuviera su producción. Se deslizaron debajo de las puertas créditos para adquirir uno más, uno mejor. Creció entonces frente a nosotros una gigantesca ola policromática. Toneladas de ozono, metales y bióxido de carbono fueron derramadas a nuestros pulmones. Aún así, ir en auto siguió siendo un distintivo de clase. La velocidad surcó en el pavimento una grieta para dividir a unos de otros.
En su corto viaje por la historia de la humanidad, el auto introdujo otra percepción del tiempo y del espacio. Pasamos cada vez más horas dentro de él. Tiempo al que llamamos perdido. Es una especie de no-tiempo, como si lo realmente importante se hubiera quedado atrás, en el origen, o estuviera esperándonos en el destino. Nada de lo que acontece en el trayecto merece su propia atención.
Igualmente, el automovilista es anulado en la discusión sobre la infraestructura vial. Su experiencia psicológica de alcanzar ciertos límites de velocidad no interesa, ni los efectos del paisaje urbano sobre su bienestar. El número de muertes en hechos de tránsito indica cuán ingobernable es esta máquina frente al sufrimiento que llega a provocar.
Con todo, es impensable abandonarlo a mitad de la calle. Podemos cuestionarlo pero no bajarnos. En (lo que queda de) Futurama el auto es un acto de fe. Dime qué carro tienes y te diré cómo te va en la vida. Irnos bien. Esta tendría que ser una expresión definida por el viaje y no por el precio del vehículo. Pensar, en cambio, la vida como un trayecto nos obliga a cuestionar a dónde vamos en automóvil.
Suburbia Mexicana
Este ensayo fotográfico gira en torno a la representación de la actual expansión urbana en México, a través de un acercamiento a la zona metropolitana de Monterrey. En el proyecto se destacan las prácticas y estrategias económicas neoliberales, usadas por el gobierno mexicano desde 2001, que han impulsado el crecimiento desmedido de zonas residenciales, fuera de la regulación del plan urbano metropolitano, creando así políticas contradictorias que han permitido a las empresas constructoras realizar más de 300 mil casas nuevas.
Pablo López Luz
Frontera
Frontera es un proyecto fotográfico del paisaje de la frontera política entre México y EUA. A través de una compilación de fotografías aéreas realizadas durante los años 2014 y 2015, Pablo López Luz propone una lectura renovada y alejada de las narrativas que han circundado el tema, al retomar el espacio fronterizo desde la tradición paisajista. La propuesta fotográfica de López Luz apunta al valor simbólico de la frontera como catalizador del discurso político y social fronterizo. La demarcación fronteriza emerge como una cicatriz en la topografía del terreno y en el tejido social de la región.
Las fotografías fueron realizadas entre el invierno del año 2014 y el verano del 2015 sobrevolando el espacio aéreo de ambos países. Se llevaron a cabo cuatro vuelos distintos a bordo de un helicóptero Robinson R44 Raven II, cubriendo un total de 1,125 Millas Nauticas (2,083 kms.) a una velocidad entre los 80 y 95 Nudos y volando a una altitud entre los 300 y 1,676 metros sobre el nivel del mar.
Pyramid
Nace a partir del cuestionamiento de dos ideas principales: la historia y el papel que ésta desempeña en el mundo contemporáneo, y la creación colectiva del concepto de identidad. A través de la historia, la población mexicana ha resultado víctima de una superposición de diferentes capas históricas e imposiciones culturales, que han culminado por crear una sociedad hibrida que lucha persistentemente por definir su propia identidad. La sociedad contemporánea, como resultado, oscila entre ideales de modernización ajenos (extranjeros) y un vínculo cada vez más frágil con un pasado elusivo. Parece entonces que, en la mayoría de los casos, la reinvención prehispánica obedece mayormente a una necesidad social por mantener relevante una herencia cada vez más difusa, que a un continuum de identidad compartida. En otro ejemplo, el surgimiento de la arquitectura neo-prehispánica en los edificios de gobierno y monumentos nacionales de la primera mitad del siglo XX, correspondió a una necesidad ideológica de los gobernantes por fortalecer el sentido de nacionalismo mexicano.
Las siguientes fotografías describen un recorrido entre ruinas modernas, arqueologías decorativas y escalinatas pigmentadas, que de manera colectiva homenajean un pasado histórico que seguramente quedará omitido en el nuevo discurso de progreso latinoamericano.
Sobre los artistas
Miguel Calderón (1971), ha sido el niño terrible del arte mexicano, actor central en la escena mexicana desde hace años, sus temas tienen que ver con la violencia y la corrupción en la sociedad mexicana, la cetrería. Muchas de sus obras incorporan el humor mordaz y referencias directas de la cultura popular del país. Además de fotografía, trabaja en video, escultura y pintura. Su trabajo Independientemente de con quien duerma compila imágenes de distintas etapas de su producción como fotógrafo, también presenta las series Evolución del Hombre y Empleado del Mes y el video Caída Libre en el que registra con gran belleza 24 hs en la vida de un aficionado a la cetrería.
Calderón estudió Artes Plásticas en el San Francisco Art Institute. Recibió las becas The MacArthur Fellowship for Film and New Media (2000) y Bancomer/Rockefeller Fellowship (1995). Ha publicado 12 libros entre los que se destacan Eden is a Magic World, Untitled, Triángulo Perfecto, Crack, Thumbs Down, entre otros.
Alejandro Cartagena (1977), su trabajo se centra en la exploración del paisaje y el retrato como instrumentos de observación de las construcciones culturales, sociales y políticas que conforman la sociedad actual. Suburbia Mexicana y Carpoolers son dos de sus trabajos más reconocidos. En la serie Carpoolers, Cartagena documenta el viaje del día a día de los trabajadores en la ciudad de Monterrey, desde uno de los puentes para peatones, desde allí el autor accede a una visión cenital de las camionetas de los jardineros, albañiles, plomeros, que día a día en el ritmo incesante del “progreso” van y vienen a cumplir con su labores, creando un políptico de gran poderío estético. En Suburbia Mexicana el autor se enfoca en el desmedido desarrollo inmobiliario de la periferia y su impacto social y ambiental.
Cartagena cursó la Maestría en Artes Visuales de la Universidad Autónoma de Nuevo León y su trabajo es parte de la colección del San Francisco MOMA, El MFAH de Houston, el MOCP de Chicago, y el MAM de Rio de Janeiro. Ha publicado los libros Suburbia Mexicana, Carpoolers 2014, Before the War 2015, Rivers of Power 2016 y Santa Barbara return Jobs to US.
Pablo López Luz (1979) Frontera y Pyramid, son las dos series del autor, en Frontera, las texturas de un territorio político por excelencia, se convierten casi en obras abstractas, fotografiadas desde el aire en cuatro viajes en helicóptero y realizadas con gran rigor técnico, la frontera vista desde arriba resalta la gran belleza de un paisaje natural cargado de conflictos.
En Pyramid el autor explora el paisaje urbano y realiza un compendio visual de formas geométricas simples, que nos remiten a los modelos prehispánicos denotando la inserción y vigencia de estos patrones en el contexto urbano contemporáneo de diversas ciudades latinoamericanas.
Pablo López Luz realiza sus estudios universitarios en la carrera de Comunicación en la Universidad Iberoamericana y posteriormente realiza una Maestría en Artes Visuales en la Universidad de Nueva York (NYU). Ha expuesto su trabajo en el SFMOMA, Sommerset House, Instituto Cervantes de Madrid, Moscow Museum of Modern Art, Museo de Arte Moderno, International Center of Photography (ICP), Houston Center for Photography (HCP), Musee Quai de Branly, Museo Carrillo Gil, Centro Fotográfico Álvarez Bravo, Sasha Wolf Gallery (N.Y.), Rose Gallery (L.A.) y Galería Arroniz (México).
Pablo Cabado, Buenos Aires, Junio de 2017
Fuentes: Edward Steichen, International Center of Photography, La fotografía mexicana a través del tiempo Museo Cuatro Caminos, Galería Kruimanzutto, Fuga Mexicana, Olivier Debroise
Alberto García Alix