En el 2008 hice un retiro por voluntad propia y estuve cinco días sola en un departamento frente al mar en Alicante, España. Me encerré con muchos libros, un cuaderno, una cámara de fotos analógica de 35 mm, rollos blanco y negro, algunas revistas, una tijerita y plasticola. Sin teléfono, sin drogas ni alcohol. No me vinculé con nadie, dormí y descansé, comí sano, me autorretraté, hice collages y escribí mucho. La foto en el lavarropas es una especie de ironía a que necesitaba urgente “un lavado profundo de cabeza”.