En la obra de Guadalupe Miles encontramos una de las mas potentes posibilidades estéticas de la fotografía, debido a esa profundidad esencial que inexorablemente surge en trabajos donde se conjugan la potencia del sentido significante con una evidente preocupación por las problemáticas del arte contemporaneo. En su trabajo Chaco ha sabido correrse del lugar previsible, que cierta mirada colonizada, pintoresquista y superficial dedica a los actores y parajes que pueblan sus imágenes. Es allí donde radica la fuerza subversiva que fisura el estándar de cierta placidez adormecedora, para proponernos senderos mas inquietantes y reveladores.
En las fotografias de Guadalupe Miles la sensualidad y lo siniestro conviven, aparecen o se ocultan, pero siempre están presentes, tal como en el escenario de la vida. En esa dialéctica de lo que se extingue y lo germinal reside una de las claves que posibilitan develar el sentido de la obra de una de las mas prometedoras figuras del panorama fotográfico argentino actual.